Este artículo
está referido solo al consumo de “sal refinada”, llámese así a la sal comercial
o sal de mesa, la cual está compuesta por los siguientes agregados: cloruro
sódico, yodo, flúor, carbonato de calcio, carbonato de magnesio, hidróxido de
aluminio, E553B, E570, E572, E535, E536, E540, E550, E551 Y E552.
Entre los
agregados a la sal de mesa, se mencionó al aluminio, el cual ha sido denunciado
como sustancia toxica, por investigadores independientes, quienes a través de
sus estudios han demostrado que dicha sustancia se deposita en el sistema
nervioso y en el cerebro, lo que ha fundado sospechas de ser uno de los desencadenantes
de causar el alzhéimer (cuidado con los productos enlatados).
El cloruro sódico, presente en la sal
refinada, es una sustancia tóxica que sobrecarga los órganos, según explica José Antonio Campoy en su libro La dieta Definitiva, el sodio es un
mineral vital para la vida de nuestras células,
pero debe estar combinado con potasio de manera equilibrada, de lo
contrario conduce a enfermedades cardiovasculares, renales y hepáticas; ante
este consumo indiscriminado y no combinado, el cuerpo trata de protegerse de la
sobrecarga, a través de la hidratación celular, es decir, el cuerpo se ve
obligado a sacrificar el agua de las
células a fin de evitar el efecto negativo del cloruro sódico, lo que hace que mueran millones de células
deshidratadas, con lo que además, se forma tejido muerto que también hay que
eliminar. Por eso el consumo excesivo de
sal refinada o de mesa, provoca la formación de edemas y tejido acuoso con
exceso de ácido, causa principal de la formación de celulitis… aunado a esto,
cuando el consumo es excesivo llega un momento en el que el cuerpo ya no puede
dedicarse a esta labor de desintoxicación por lo que demanda más agua celular y
es cuando utiliza otra vía para resolver el problema: la cristalización en
huesos y articulaciones, para ello los aminoácidos de origen animal se unen con
el cloruro sódico y se depositan en forma de cristales de ácido úrico dando
lugar a la formación de piedras renales y de vesícula, así como artritis
artrosis y las enfermedades reumáticas.
Por otro lado, el flúor también componente
de la sal de mesa, es uno de los elementos más radiactivos que existen.
Ante esta
breve narración se puede concluir que la sal es parte de la causa no solo del sobrepeso
sino también de otras enfermedades, debemos tener presente que la sal de mesa
la encontramos en productos enlatados, embasados, de larga duración, en quesos, embutidos, bollerias, entre otros productos, pues es
utilizada como preservante. Por este
motivo muchos la llamamos “veneno blanco”. además deben saber que la industria cárnica le da a
ingerir a las vacas, para que suban de peso, así aumentan sus ganancias -¡más crueldad animal!-
Una alternativa saludable es consumir sal
marina y/o el cristal de sal, sin refinar, la cual contiene 84 elementos puros, en su justa proporción
y necesarios para nuestra subsistencia, estas propiedades presentes en la sal marina,
lograron en la antigüedad darle el título de “oro puro”, y hasta llegó a
constituirse en forma de pago (origen de la palabra salario)
Consumir sal
marina equilibra el funcionamiento de la tiroides, estimula la actividad
gastrointestinal y esa activación a su vez estimula el metabolismo y la
digestión, además restablece el equilibrio electrolítico mejorando la
conductividad en nuestro cuerpo con la consiguiente mejora de la circulación.
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